AS FARRAS DE BERLUSCONI E A REPÚBLICA ITALIANA



O termo república define o modelo de convivência social que reconhece como de todos os meios materiais e imateriais envolvidos na organização estatal. O bom agente público há de cuidar dos bens a si confiados com zelo extremo e destinação pública. E não poderá valer-se do exercício do mandato popular para desfrute pessoal.
Pois é na Itália, justamente no berço da República, que o conceito é mais vergastado, nos dias que passam. Com afrontas de magnitude que justificou grave alerta feito pelo jornal espanhol "El País". Segundo o diário, as estrepolias do primeiro-ministro Berlusconi alcançam dimensão de grau a pôr em risco a ordem jurídica e a democracia na terra da bota.
Envolvido em uma sequência de aventuras sexuais em parte subvencionadas com dinheiro público, impondo censura e a força descomunal do seu vasto arsenal midiático, Berlusconi empalma o poder com a sensação de monarca, deus e soberano. A ponto de usar de suas influências para impedir a publicação, na Itália, de fotos de uma festinha como aquelas das casas de banho da antiga Pompéia. E convencer uma editora a não publicar livro de Saramago.
Publicamos o editorial em que o "El País" enuncia os motivos para a publicação de fotos duma festa prá lá de desinibida, numa mansão do Capo: Longe de se ocupar da vida privada de Berlusconi, justamente sua conduta de envolvimento entre o público e o privado foi a razão que empolgou o jornal a denunciar os desvarios do chefe de estado. O texto é uma ode ao jornalismo.
Para se ter ideia do quanto esse homem é nafasto, o fotógrafo que fez as fotos dignas de ornar preliminares de revistinhas suecas, disse temer mais Berlusconi do que as milícias colombianas.


BERLUSCONI AL DESNUDO

Que no se equivoque Silvio Berlusconi: es la prensa democrática la que respeta su intimidad y él quien no deja de ponerla en entredicho. Porque la publicación de las fotografías de sus fiestas privadas no obedece a ningún intento de enjuiciar su moral como ciudadano, sino al propósito de demostrar que él, como primer ministro, está intentando convertir el espacio de la política democrática en una simple prolongación de sus relaciones de amistad y de sus entretenimientos.

Eso es exactamente lo que, según sus propias declaraciones, ha hecho al elaborar las sucesivas listas electorales de su partido e, incluso, a la hora de asignar responsabilidades de Gobierno. Y otro tanto cabe decir del uso de las facilidades que el Estado pone a disposición del primer ministro para cumplir con sus responsabilidades institucionales. Transportar invitados a fiestas privadas no es tarea de los aviones oficiales, poco importa a estos efectos que se trate de bailarinas o presentadoras de televisión. Y el hecho de que el primer ministro hiciera aprobar en 2008 una ley que abría los vuelos de Estado a cualquier acompañante no le ofrece una cobertura jurídica, sino que evidencia un flagrante abuso de poder.

La prensa italiana ha denunciado el escándalo, y la respuesta del primer ministro no ha consistido únicamente en negar o en trivializar los hechos, presentándose como un paternal protector de muchachas en las que asegura apreciar especiales talentos artísticos o políticos. Recurriendo a la confusión entre los intereses públicos y privados, Berlusconi ha intentado, además, desacreditar a ciudadanos que, como su propia mujer, estaban en condiciones de corroborar las denuncias. Ese género de presiones son la prueba de que, bajo Berlusconi, la libertad de expresión se encuentra amenazada. La fiscalía italiana ha secuestrado, por otra parte, la totalidad del archivo del fotógrafo que captó las imágenes.

Con este escándalo Berlusconi queda al desnudo, pero no como ciudadano, sino como político. Si hasta ahora sus salidas de tono se habían tomado a broma, hoy existen nuevas y poderosas razones para advertir que lo que el primer ministro está poniendo en juego es el futuro de Italia como Estado de derecho. Y una Italia que se deslice por la pendiente a la que la está arrastrando Berlusconi no es sólo un motivo de preocupación para los italianos, sino para todos los europeos.


Publicado no "El Pais", edição do dia 05.06.09. Ilustração: Charge de André Carrilho.
Conheça as fotos publicadas no El País. Conheça um pouco sobre o fotógrafo Antonello Zappadu e suas preocupações. Mais sobre Berlusconi na análise de Rachel Donadio, correspondente do New York Times em Roma.

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